Paty también hacía un horario regular para entrar en la habitación, apretando una botella de agua entre mis piernas y mirando. Hubo algunas veces en las que Paty trató de quitar la botella pero yo le rogaba que no lo hiciera. Paty llamaba a algunos de los chicos con los que nos había pillado arriba y les decía que me acompañaran a la salida, la combinación de las drogas de baja calidad con el hecho de saber que estaría en problemas y el miedo a que supiera que había estado sentado sobre sus pies todo el tiempo. Estaría desnudo y casi tieso en unos cinco segundos y me pondrían en el suelo, y ella esperaría. Paty sabía que yo estaba en la velocidad y eso es lo que me mantuvo capaz de pasar tantos días de aburrimiento. Hacía todo lo posible por quejarme de ello, quejándome de las drogas o de nuestra habitación o sólo de mi casa o Paty me decía que me callara y volviera a ello. No era frecuente que tuviera relaciones sexuales con ella, Paty estaba demasiado ocupada viéndome masturbarme y trabajando en sus tareas. Una o dos veces por semana trataba de salir con ella por un tiempo y nuestras familias nos sacaban de la cárcel antes de tiempo o me decía que tenía que quedarme en la cárcel otro día por tratar de unirme a ella. Amé toda mi vida con ella. Su habitación no era la de mis sueños. Cuando era más joven nunca tuve sueños. .