Teonatorru no dudó. Ella le pateó el culo, le dio una patada en el culo con toda la fuerza que Teonatorru tenía y le golpeó la polla con cada empujón. El rey estaba en el juego, mi maldito señor. Caí al suelo y miré a mi maldito rey, mi rey puta, y miré a la diosa que había creado. La diosa del placer. Teonatorru estaba a horcajadas en mi pecho, jadeando. Toby se había corrido sobre ella, y Teonatorru tomaba la corona de oro que llevaba puesta y escupía la corrida en las flores. Podía olerla, más que un poco, desde donde estaba Teonatorru. Apenas me quedaba aliento, y el dolor en mis piernas y manos era todavía insoportable. Teonatorru se acercó y me agarró un pelo, y empecé a llorar de agonía. "Levántate, puta. Levántate, quiero que te enfrentes al espejo. Tienes que mirarte en el espejo y ver lo peor que has hecho. La peor puta que has sido. "Me quejé, "No tienes que hacer eso. "Teonatorru me dio una bofetada, fuerte, y me quejé de nuevo. "Tienes que ponerte de pie, puta. Levántate. Dije, puta...