Schdr dijo en el acuerdo que amenazó con matarla a ella y a muchos de sus familiares cercanos. También se detalla en la declaración de la ofensa una maldad que ha ido apareciendo a lo largo de los años, es decir, palabras o acciones para deshacerse de una mujer, para humillarla o para dejarla en paz. Siempre que "quería estar sola", la mujer se iba y encontraba a alguien más con quien acostarse. Cuando él pedía estar solo, ella se lo decía a otra persona, que lo hacía en su lugar. Y, por supuesto, nunca dejaba que una mujer pasara la noche con él. La mujer no fue acusada de ningún crimen sexual porque Schdr era menor de edad en el momento de las violaciones y porque era muy vulnerable. Para hacer una rápida analogía académica: en lugar de causar crímenes sexuales como una cuestión de ley, la relación BDSM es una preferencia de estilo de vida. No hay nada inherentemente ilegal en ella, y si los muchos millones de personas que la practican no están de acuerdo con su criminalización, deberían presentar un desafío a la Carta, y no esperar que la Carta de Derechos y Libertades se vaya por la ventana. Si van a hacer eso, entonces deberían demandar a la Corte Suprema de Canadá por abrogar imprudentemente su derecho a la vida de la Carta. Desafortunadamente, un memorándum legal ahora dice así: "En consecuencia, el derecho penal no prohíbe el estado, la práctica o la expresión del comportamiento consensual de BDSM. .
