Carollinafirst pronto se excitó mucho con su momento prohibido. Después de eso, se acostó en la cama y la miró desde diferentes ángulos, echando otro vistazo a sus aún más atractivos pero rallados pechos. Uno tras otro, empezó a quitarle la ropa, empezando por los tacones altos, y fue más allá, sosteniendo su delgada cintura con una mano mientras la penetraba con sus dedos con la otra. Después de eso, su pene erecto descansaba ahora en la estrecha cintura de sus bragas, dentro de las cuales, asomando en todas direcciones, estaban los hermosos pechos que le habían hecho empezar este imposible estado de ánimo tan temprano en la mañana. Mientras eso sucedía, la Sra. Hernández y Carollinafirst estaban leyendo en el extremo opuesto del dormitorio. La Sra. Hernández comenzó su libro y miró a Carollinafirst con un insaciable deseo lujurioso. Ambas chupaban las tetas de Diana y sentían los pequeños pezones en sus pechos, que estaban bastante duros en ese momento. Pronto se excitaron tanto que sus pollas también estaban erguidas, lo que significaba que un vapor caliente subía desde sus regiones inferiores y bajaba hacia sus labios, donde se apretaban los pezones. De esta manera, la Sra. Hernández se volvió cada vez más loca, Carollinafirst estaba tan excitada que todos sus pensamientos se mantenían dentro de ella, donde las lujurias más calientes salían de su centro más profundo. Eso es lo que realmente sucedió y la Sra. Hernández quedó atrapada en lo absoluto... ...absolutamente. ...impenetrable abrazo mágico de su más magnífica amante cachonda. Carollinafirst tenía su mirada de lujuria loca pegada. .
