Alexsisfaye lo miró directamente a los ojos, y tomó su mano en la de ella, dejándole tocar el lado de su cara. Alexsisfaye movió sus cejas y le sonrió antes de guiar su mano a lo largo de su muslo. Cuando llegó a su entrepierna, Alexsisfaye soltó su propia mano y dejó que su mano descansara en su espalda. El hombre era mucho menos reservado cuando se sentó detrás de la maestra, y comenzó a lamerle la nuca mientras le pellizcaba los pezones. Su otra mano se deslizó hasta la parte baja de su espalda y empezó a trabajar su resbaladizo y húmedo coño. El maestro ni siquiera tuvo que mover sus caderas para que le metiera la polla, e inmediatamente empezó a tirar para empujar más profundamente. Esto no le sentó bien, y Alexsisfaye miró con lujuria mientras la golpeaba con su polla dura, golpeándola tanto como podía. El maestro era masilla en las manos del hombre, y él lo sabía. En lugar de correrse en su cara, Alexsisfaye pudo ver que el hombre la quería como su pequeña y sucia puta. Ella era su puta, y Alexsisfaye no iba a dejar que se la quitara. Lo acercó a ella y movió sus caderas, bombeándole con su jugoso y húmedo coño mientras Alexsisfaye gemía: "Me encanta cuando me follas así". "El hombre no la miró mientras la escuchaba gemir. En vez de eso, sólo la besó. La besó en la mejilla, los labios y los párpados...