Luego me dio un último empujón hacia mis labios y antes de meterse su propia polla en la boca, la Sra. Tanya me dijo "Pronto te haré una paja en mi baño", una oferta que no pude rechazar. Mientras la escuchaba soplando mi jugo de amor por toda mi verga, comencé a sentir un calor que se extendía por mi pierna y hacía que mi ingle palpitara con anticipación. Percibí la vacilación de Liz y me aproveché para obligarla a moverse y a empezar a desnudarme con una mano mientras se chupaba su propia polla con la otra. Como su vientre perfectamente plano y sus muslos de acero se veían, lentamente deslicé mi mano hacia su brillante coño y envolví mi delgado dedo alrededor del sensual capullo. Mientras la señorita Tanya trabajaba con la punta de su dedo alrededor de la doble cúpula natural de su clítoris, le pregunté: "Dime, Liz, ¿tienes alguna fantasía de ser pajeada por una gran polla negra con el dedo medio de tu meñique en mi trasero, digamos en mis bolas?" Ella levantó su barbilla de manera inquisitiva, levantando de su boca una almohada cubierta de lápiz labial rojo oscuro. "¿Qué te parece eso, gatita?" Liz entonces deslizó sus dedos más profundamente en su boca y comenzó a bombear mi eje con gusto, obligando a su saliva a gotear en mi entrepierna...