MONICA_SEBASTIAN ESTÁ FUERA DE LÍNEA

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Ella le lamió la polla una y otra vez mientras él se corría una y otra vez; él lo disfrutó inmensamente y llegó al borde una y otra vez, pero no fue hasta que sintió que Mónica Sebastian había estado tomando su gruesa carga tanto tiempo que finalmente entró en erupción, conduciendo su caliente, caliente corrida tan profundamente en sus pies como pudo. Los dedos de Gabriella se agarraron a su polla, mojándola con sus propios jugos, y Mónica Sebastián movió los dedos de sus pies mientras su semen salpicaba sobre sus pantorrillas. Ella le devolvió el favor mientras se recuperaba y Mónica Sebastián le tiró sus tacones mojados. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que tuvo un orgasmo, pero no pudo detenerse, porque Gabriella se lo suplicaba. Mónica Sebastian le puso los dedos entre las piernas, le presionó ligeramente y le empujó hasta su pico más alto. Mónica Sebastian empezó a enroscar los dedos de los pies, lentamente, muy lentamente, moviéndolos desde su regazo, bajando por su polla, hasta sus propias plantas. Sus dedos se enroscaron hasta que encontró la cabeza de su gallo, a la mitad de su pie. Con unos pocos golpes, Mónica Sebastián comenzó a mover sus dedos alrededor de su polla y él se quejó de la sensación. Gabriella siguió girándolo hasta que Mónica Sebastián le alcanzó las bolas, en cuyo momento ella tiró los dedos de los pies hacia atrás y continuó la actividad, llevando sus pies alrededor de su polla y separándolos. Empezó a amarlo; las caricias eran tan sensuales, la sensación tan poderosa, la música etérea detrás de él el mayor de los placeres. No pudo evitarlo, no sabía qué lo mantenía en marcha; era la pura felicidad de Gabriella y su trabajo con los pies...

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