Ella sintió que él la empujaba y Kerelai le dijo "¡Oh Dios mío, me vas a hacer correrte!" y un cosquilleo caliente subió por su columna vertebral y la fuerza se transfirió directamente a su coño y a su clítoris. Kerelai casi se cae encima, con su coño mojado lleno de su agradable semen blanco. Cuando el esperma llegó a su cérvix, Kerelai quiso gritar. Terminamos, la dejé ponerse de rodillas y el doctor entró con un montón de vino y Kerelai me dio la copa y se llevó una también. Le serví un vaso de vino y Kerelai también se lo trajo. Nos sentamos y bebimos nuestro vino y durante un rato Kerelai no dijo nada pero sintió en su cabeza que lo quería allí mismo en la oficina y lo quería tanto que no podía soportarlo si no estaba aquí ahora mismo y que iba a hacer lo que tenía que hacer para conseguirlo. Para cuando el vino bajó, Kerelai ya estaba casi agotado. La dejé y caminé por el pasillo para reunirme con él. Estaba arriba haciendo el amor con su esposa. Subí las escaleras con él y le di un beso de buenas noches mientras miraba la televisión e intenté no estar celoso de ella después de lo que había hecho. Pensé en todo el asunto y me sentí un poco duro y mojado, no sabía lo que eso significaba. Estaba furioso conmigo mismo. Pensé para mí mismo que no puede ser tan malo...