Normalmente veía caramelos de coqueteo a la vuelta de la ducha, así que no había nada más que hacer que quedarse de pie. Él nunca terminaba antes de que lo hicieran los Caramelos, así que a veces ella lo hacía "al final" sin él, dejando la casa de baños para hacer su propio trabajo sucio. "No, no quiero un bebé", le decía Caramelos Coqueto a Robert, mientras ella bebía mucho café y compartía sus cosas. "Quiero que me cojas, sólo una vez. " Flirt Candies odiaba la forma en que su estómago se retorcía y hacía que "Quiero que me cojas" sonara como algo que él había dicho. Salió del baño después de una hora, y de repente tuvo que ir a la librería, dejando la puerta abierta. Se la abrió y trató de desabrocharse la camisa para poder empujarla hacia abajo, pero sus movimientos eran demasiado rápidos para que él pudiera agarrar bien los botones. Los caramelos de coqueteo le llegaban entre las piernas y comenzaban a rodear su polla a través de su ropa interior. Su polla se sentía dolorida y rígida, pero no podía detenerla. Se acercó a la nevera, cogió una botella de coñac, agarró dos vasos y los abrió antes de llevar el coñac y el vaso al sofá. Cuando le dio su vaso, Flirt Candies se lo golpeó en la cabeza. No pudo quitárselo, y luego sintió que el líquido caliente empezaba a deslizarse por su eje. Empezó a respirar con dificultad, y pronto su polla estaba tan dura que se cortó en sus vaqueros. .